El drama de una madre barranquillera: no ha sabido nada de sus 3 hijos en isla San Martín
La mujer había salido de las Antillas Menores a Barranquilla, un día antes de que el huracán Irma devastara la zona.
Cuando Sandra Molanos voló de la isla San Martín hacia Barranquilla, el pasado martes 5 de septiembre, el huracán Irma estaba en categoría 2, por lo que dejó a sus tres hijos y a su esposo confiada en que el fenómeno natural no les causaría mayores problemas.
Sin embargo, en la mañana del miércoles 6 se levantó con la noticia de que Irma subió a la categoría 5, la máxima, y había devastado varias islas de las Antillas Menores, entre esas San Martín.
“Su isla”, como la denomina Sandra, hace parte de la franja de territorios volcánicos en el oriente del mar Caribe, en los límites con el océano Atlántico. San Martín tiene una extensión de 92 kilómetros cuadrados (lo que es equivalente a 3/4 partes de Barranquilla que tiene 154) y tiene una particularidad: está dividida en una parte francesa (norte) y una parte holandesa (sur).
Ahí viven unas 70.000 personas, de los cuales se estima que hay más de 4.000 que son colombianos. La mayoría de los latinos están ubicados en la parte holandesa de la isla. Ahí está la familia que Sandra Molanos ha estado intentando contactar con desesperación.
“Vivo con una intranquilidad por la situación en la que están ahora mis hijos: mis dos niñas Melanie Alicia de 14 y Shannon María de 15 años, y mi hijo Edinson José de 19”, dijo la mujer de 46 años.
Desde hace 21 años decidió irse a buscar trabajo en las Antillas Menores y encontró un espacio en San Martín, el que no había logrado en Colombia. Ahí conoció a su esposo, un holandés, y formó un hogar. En la isla se dedicaba al turismo y hacía recorridos en una van a los visitantes.
“Todo eso debió haberse perdido, pero eso no me importa porque después se recupera. A mí me preocupa el estado en el que se encuentran mis hijos, qué habrá pasado con ellos, si tienen comida, agua, un techo bajo el cual protegerse”, apuntó Sandra Molanos, con la voz cortada y en llanto.
La mujer llegó a Barranquilla para hacerse un delicado procedimiento quirúrgico en la matriz, el cual está programado para finales de septiembre. Pero ella afirma que eso es lo que menos le importa en estos momentos.
“Yo le pido al Gobierno que me permita regresar a San Martín. Yo soy residente, tengo ciudadanía y quiero regresar porque necesito ver a mis hijos. No sé nada de ellos desde el martes de la semana pasada que llegué a Barranquillla”, expresó Sandra con desespero.
Desde entonces sólo tuvo un breve contacto con su hijo mayor, el pasado sábado 9 de septiembre. “Recibí una llamada de mi hijo, que se tuvo que subir a un cerro para poder lograr señal. Pudimos hablar unos segundos. Solamente me dijo ‘mamá, ¿cómo estás?’ y únicamente pude preguntarle ‘hijo, ¿todo está bien?’ y se cayó la llamada”, señaló Sandra.
Ese sonido de estática, seguido del pitido intermitente de la llamada colgada fue lo último que escuchó de su hijo. Afirmó que ha intentado comunicarse con la cancillería colombiana y con el consulado en Curazao pero no le han dado respuesta a sus peticiones.
Según han expresado los barranquilleros con familias en la isla, la situación es cada vez más crítica debido a que la planta desalinizadora que servía para potabilizar el agua fue destruida por Irma, al igual que las redes eléctricas y las torres de telecomunicaciones. Incluso el aeropuerto sufrió fuertes averías por los vientos que alcanzaron más de 300 kilómetros por hora.
Los problemas van en aumento, debido a que la escasez ha llevado a muchas personas a saquear y a vandalizar lo poco que ha ido quedando. "Por eso los marines holandeses han dictado un toque de queda y le disparan a cualquier cosa que se mueva. No quiero ni pensar que le hagan algo a mis hijos", indicó la mujer.
Sandra recordó que Irma es el huracán más potente que ha pasado por las Antillas Menores desde el paso de Luis en 1995.
Irma inició se formó el 29 de agosto pasado y es el cuarto huracán de la temporada en el Atlántico. La primera tormenta tropical de 2017 fue Arlene, que se formó en abril pasado en mitad del Atlántico, más de un mes antes del comienzo de la temporada. A esta siguieron Bret, Cindy, Don, Emily y Franklin, que se convirtió en el primer huracán de la temporada, luego Gert, el segundo huracán, Harvey, que alcanzó la categoría 4, y ahora Irma.
Aunque hubo avisos y alertas tempranas por la llegada de Irma, nadie estaba preparado para la completa devastación que llevaría consigo. La isla de Barbuda quedó completamente destruida y la totalidad de sus habitantes fueron evacuados.
Más del 70 % de los hogares de San Martin fueron destruidos en la tormenta y los daños causados se estiman en más de 500 millones de euros. En el recuento de víctimas hubo seis muertos, aunque todavía hay varios desaparecidos.
Varios países como Perú, Francia, Brasil Estados Unidos, Ecuador, Venezuela, España, República Dominicana y Holanda, entre otros, han realizado la evacuación de sus compatriotas, otros que decidieron quedarse, recibieron ayudas médicas, de alimentos y agua potable. El Gobierno Nacional repatrió este martes las primeras 24 personas de 175 solicitudes que ha recibido la cancillería colombiana.
A cada minuto la preocupación de Sandra Molanos ha ido en aumento. Las noticias que llegan de la isla de San Martín, ese pequeño paraíso del Caribe en el que ella construyó su hogar, son cada vez más desalentadoras. Sin embargo ella no pierde la esperanza de poder viajar de regreso y encontrarse con sus hijos, para levantar con ellos nuevamente su negocio y su familia.